PRIMER CAPÍTULO - FIRST CHAPTER

Aquí os dejo el primer capítulo de libro que estoy escribiendo "Albolote es también un apellido..." que espero publicar pronto, tras el verano. Espero que os guste. Más en la página en Facebook del libro. (Sigue leyendo en español un poquito más abajo)

Here you can find the first chapter of the book I am writing 'Albolote is also a surname...' I hope to be publishing it soon in paper, after the summer. Hope you like it! More in the Facebook page for the book!

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Chapter #1 - Introduction (click here to read it full page)




El primer capítulo en español (cliquea aquí para leer a página completa)





Y el libro tiene además trailerbook, como dicen los modernos ahora :) Viendo este vídeo sobre el proyecto comprenderán un poco mejor el propósito del libro.



Se agradecen comentarios, consultas y consejos sobre el proyecto. Gracias por tu colaboración.

Puedes hacer comentarios en este blog de 'Artículos alboloteños' o bien en el correo electrógeno: varro79 (arroba) gmail (punto) com

CAPÍTULO 1 - INTRODUCCIÓN EN ESPAÑOL

Introducción (en español)

CERVANTES ESTUVO EN ALBOLOTE

Como lo han leído: Miguel de Cervantes Saavedra, autor del Quijote y padre de las letras españolas, estuvo por Albolote. Y dejó testimonio de ello: así lo cuenta Adolfo Bonilla San Martín en su libro ‘Cervantes Y Su Obra’, concretamente en la página 75.



Sabíamos que Cervantes había conocido Granada y tanto le gustó la ciudad que lo dejó escrito en el Quijote: “Yo, señor, respondió el caballero, voy a Granada, que es mi patria. Y buena patria, replicó D. Quijote”. Lo de Albolote se nos escapaba, aunque gracias al libro de Bonilla San Martín, publicado originalmente en octubre 1916 en la calle Príncipe 16 de Madrid enhomenaje a los 400 años de la muerte de Cervantes; así dice:
“El que por los años de 1546 (sic) quisiera recorrer las 75 leguas que hay de Granada a Valencia toparía a una de aquella población el lugar de Albolote (pueblo de 2.091 habitantes en 1887); a tres leguas de Albolote, con Daifontes (sic) (aldea de 772 moradores en la referida fecha)”.

Por Granada andaba Cervantes, y tomó la salida natural al nordeste de la ciudad, o sea por Albolote, para ir a Valencia cuya distancia estimaba en 75 leguas de la época. Esta medida de longitud del antiguo sistema español equivale a 5572,7 metros, que era lo que una persona podía andar o cabalgar aproximadamente durante una hora. Hoy en día, entre Albolote y Valencia hay unos 513 kilómetros, pero con aquellas mediciones de los tiempos de Cervantes la distancia parecía considerablemente menor.


El error en la fecha –“por los años de 1546”- es evidente, porque Cervantes nació en 1547. Lo más probable es que el autor se refiera a 1596: desde 1587 fue comisario de provisiones de la Armada Invencible en Andalucía, es decir, cobrador de impuestos. Impedido por las autoridades de la época para viajar a América, a partir de 1594 tuvo que aceptar un puesto similar, el de recaudador de impuestos atrasados, tercias y alcabalas, al modo de la manlieva, esto es, los tributos que se cobraban de casa en casa o de mano en mano para que no hubiera problemas de pago.

Por la terciá, habría que aclarar que en aquella época tampoco sería muy agradable eso de pagar impuestos y más para el cobrador cuya reputación era mancillada por esto: las acusaciones de judaizante le convertían en una especie de apestado del momento, puesto que eran los judíos quienes anteriormente a su expulsión estaban encargados de cobrar impuestos. Era un oficio muy mal visto, pero no tanto como hoy: las dudas sobre él le costaron al menos dos estancias en la cárcel, que se suman a su cautiverio en Argel por cinco años.

Las dificultades de Miguel Cervantes en esta etapa las refleja el autor de Cervantes y su obra en el segundo capítulo con una expresión de aquellos tiempos: «Los bancos de Flandes y otras menudencias». “Pasar los bancos de Flandes” viene a manifestar las dificultades que una persona tiene que superar, de igual modo que los barcos de gran calado tiene que navegar por el peligroso mar de Flandes, así Cervantes tuvo que tratar con gente rufianesca y con autoridades arbitrarias, y entremedio, se dio un buen paseo por Albolote, que el andar alivia mucho y más si es por el camino de la Tres Cruces. Aquella experiencia vital de Cervantes alimentó su obra literaria y, tanto es así, que utilizó la misma expresión de su biógrafo, “pasar los bancos de Flandes” para describir esta etapa turbulenta de su vida.

Desde entonces, más de 400 años, España ha cambiado pero no tanto como parece: de hecho, Bonilla San Martín quiere contribuir con su obra “al mejor conocimiento de la historia española”. Hemos cogido el guante. Parafraseando a Cervantes, "el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”: y más si uno para en Albolote, donde somos muy de leer, de andar, de ver e incluso de saber.

CALATAYUD

Junio de 2009


Vino el juez Calatayud a Albolote para dar una conferencia acerca del asunto que le ha hecho popular en toda España invitado por el Club Deportivo Imperio, que aunque haya descendido de Tercera, tuvo una idea de primera. Siempre hay algo interesante en las conferencias de este juez. Su estilo es afable, sencillo, directo, y además da muy bien en televisión, tanto es así que se lo rifan para las entrevistas. El juez Calatayud humaniza su cargo con su manera de explicar las cuestiones, no es que los jueces hayan dejado de ser humanos pero el tópico de seriedad y rigurosidad se atenúa con cuando el juez Calatayud habla como Emilio, de profesión, padre de familia.


¿Y cómo ha cambiado la relación entre padres e hijos en nuestro ámbito cercano? La brecha intergeneracional en este campo es enorme. La rigidez excesiva de otros tiempos ha ido transformándose hacia una cierta anomia en la actualidad, propia del relativismo que hoy impera… relativamente. Los padres del estilo “aquí mando yo” siguen existiendo pero ese mando (de la tele) se ha ido democratizando un tanto. En otros tiempos autoridad significaba automáticamente autoritarismo, con algunas excepciones. En la conferencia el juez hizo referencia a la “hipersensibilidad” de ciertos menores contemporáneos, empecinados en desequilibrar la balanza de derechos y deberes hacia su interés, es decir, dame derechos y no me hables de deberes, compae. Qué lejos parecen los tiempos en que a los padres se les hablaba de usted por obligación, aunque hoy eso del usted parece –aunque no lo sea- un término anticuado.

Así las cosas, el término medio parece un lugar imposible; de un extremo a otro, este pendulazo –un fenómeno tan español- afecta también a los maestros y de fondo quedan los alarmantes niveles de fracaso escolar, por encima del 30 por ciento en Andalucía. Algo está fallando. En el entorno quizá esté la clave de tantos cambios que han generado una nueva situación enmarañada para muchos adolescentes, padres, profesores… y para el juez de menores en último lugar. La experiencia de Calatayud reflejada en sus libros le está permitiendo ayudar mucha gente, estimula la reflexión sin tener que andarse con los rodeos propios de lo políticamente correcto y otras ambigüedades.

PUEBLO

Mayo de 2009

Hace unos días me comentó un amigo que Albolote es cada vez menos pueblo y quizá tiene razón. Mucha gente nos conoce por la ubicación de la cárcel, por el polígono industrial de Juncaril o por ser un lugar de paso hacia Granada desde el Norte. No es que Albolote haya perdido su idiosincrasia de pueblo andaluz, pero los cambios están transformando su fisonomía, sus construcciones, sus calles e incluso sus gentes. No hay más que preguntarle a la generación que hoy son abuelos, cuya “memoria del subdesarrollo” ha conocido en primera persona, es decir, por experiencia, las transformaciones de todo tipo que se han dado, a paso lento, en este pueblo como en otros de el área metropolitana de Granada. En las periferias de otras grandes ciudades españolas, Madrid, Barcelona o Bilbao, por ejemplo, se dieron en otro tiempo episodios parecidos, que con el tiempo (no mucho) veremos en Granada también, ineluctablemente, en forma de conurbación. Al fondo queda la vega, con incierto destino.

No creo que Albolote deje de ser pueblo de un día para otro. Quizá deje de serlo el día en que nadie se siente en la puerta a tomar el fresco, que ya va siendo tiempo por mayo. En ese terreno de las costumbres y las tradiciones, tan soberanas, aún guarda Albolote ciertas esencias que se van mezclando con los nuevos modos de vida, maneras de vivir. A los más jóvenes nos quedan los libros, los periódicos o la memoria de los mayores para conocer ese tránsito entre generaciones; algunas de esas escenas costumbristas alboloteñas las retrató, con tanta simpatía y ternura, Juan de Dios Carvajal en su libro “Como lo viví… como me lo contaron”. Ese ejercicio para recoger los recuerdos cotidianos de antaño nos permitió a muchos bucear un poco en nuestras raíces con una perspectiva fuera del círculo familiar.

Permítanme añadir una casualidad: internet me permitió encontrar una cita a un bisabuelo mío, el Tío Arcas, dentro de una reseña histórica del sitio web del Ayuntamiento de Maracena. Era un hombre de pueblo, un personaje popular de la época, zapatero para más señas, y sin embargo, me tropiezo con mis raíces ¡por internet! Internet es parte de los cambios que están redefiniendo la vida cotidiana en todo el mundo, mientras mantenemos esas costumbres universales de pueblo andaluz.

ABRILES

Abril de 2009

Dice el refrán que las mañanicas de abril son mu güenas de dormir. Pero los camastrones, y no miro a nadie, tienen la excusa de abril porque es abril, y en mayo porque será mayo… para seguir abducidos por las sábanas, somieres y colchones más horas de la cuenta. En Semana Santa hay muchos –sigo sin mirar a nadie- que aprovechan para dormir el sueño retrasado por las obligaciones y los madrugones, a lo que se suma en bastantes ocasiones el trajín extra de seguir las procesiones por las calles de Granada, entre bullas y jaleos de calle en calle por el centro histórico de Graná. Llega uno a la casa generalmente con los pies hinchados, las procesiones cansan, y el sueño lo coge a la primera. Como son días de fiesta, hala, a dormir a la pata la llana que el despertador mañana no suena.
Hay quienes aprovechan estos días de abril para disfrutar con la familia de las primeras barbacoas, para dar una vuelta por el campo o incluso para escaparse de viaje más o menos lejos y cambiar de aires. Para recargar las pilas que se dice tópicamente. Lo que es mester, es que todos los que se fueron vuelvan, haciendo caso al consejo tantas veces repetido a la manera popular de “gasta cuidaíco en la carretera”. Una vez de vuelta a Albolote, no dejen de tener cuidado tanto los viandantes como los vehículos. La cera en las aceras y las calzadas resbala y si caen cuatro gotas (o cinco) más aún. Esta advertencia la hago especialmente para los que conducen amotillos, a los que mencionaba en el último artículo, que tienen todas las de perder con este asunto. Niño, gasta cuidaíco con el amotillo que este mes de abril luce estupendo y hay que disfrutarlo. Ya lo cantaba Carlos Cano, “abril para vivir”. Si me permiten, añadiré a la manera del maestro del Realejo que abril es para disfrutarlo, si el tiempo no lo impide. Se puede incluso para apagar la televisión y darse un paseo o un garbeo por el campo porque en abril pone el huevo la perdiz.

PRIMAVERAS

Marzo de 2009

Llegará la primavera unos días después de que el periódico de Albolote publique este número. El sol ya se ha ido anunciando gradualmente, entreverando jornadas cálidas con días plomizos, últimos retazos del invierno que preparan la mudanza de las estaciones. Todavía está por llegar el mes de abril, aguas mil, que se encontrará con el pantano del Cubillas al 95 por ciento de su capacidad. Con las primeras calores del año surgen ciertas alergias, vuelve la astenia primaveral con sus cambios súbitos que no tienen ni medecinas ni inderciones que lo remedien del todo… para mayor gloria de los hipocondríacos vocacionales, entre los que me incluyo.

Con el buen tiempo resurgen los amotillos por las calles alboloteñas: técnicamente hay una diferencia entre ciclomotor y motocicleta, pero el término amotillo tiene una connotación más popular, incluso sentimental, poco que ver con las motos trucadas que van haciendo caballitos mientras sortean los pasos elevados que ya quisieran Pedrosa y Lorenzo dominar con esa soltura. En otro tiempo los vespinos con canastilla trasera para los aperos iban y venían por la calle Real hacia el camino de las Tres Cruces para las actividades agropecuarias. Ya van quedando pocas vespinos o mobilettes, pero alguna queda, sin más ruido ni humo que el estrictamente necesario, y sin hacer caballitos ni virguerías porque ya no tienen edad pa eso..

El momento cumbre del amotillo en lo cultural fue probablemente la creación de Al vent, una canción de los sesenta compuesta por el valenciano Raimon, que hablaba con gran sencillez de la sensación de libertad que le proporcionaba ir en moto mientras el viento le acariciaba la cara.

Por entonces llevar casco no era obligatorio, y probablemente no se corría tanto como ahora, porque en general había menos buya en lo cotidiano.Ahora bien, el casco es obligatorio, ya sea un calimero o un quitamultas, y además necesario, cómo no, porque las motos siempre tienen las de perder con los reyes de la pista, es decir, los coches.

En fin, disfrutemos este entretiempo mientras van resucitando las moscas que tanto nos entretienen en las sobremesas veraniegas. Y otro día hablaremos sobre la peculiar manera de interpretar las señales de tráfico que tenemos en Albolote. Que esa es otra.