PUEBLO

Mayo de 2009

Hace unos días me comentó un amigo que Albolote es cada vez menos pueblo y quizá tiene razón. Mucha gente nos conoce por la ubicación de la cárcel, por el polígono industrial de Juncaril o por ser un lugar de paso hacia Granada desde el Norte. No es que Albolote haya perdido su idiosincrasia de pueblo andaluz, pero los cambios están transformando su fisonomía, sus construcciones, sus calles e incluso sus gentes. No hay más que preguntarle a la generación que hoy son abuelos, cuya “memoria del subdesarrollo” ha conocido en primera persona, es decir, por experiencia, las transformaciones de todo tipo que se han dado, a paso lento, en este pueblo como en otros de el área metropolitana de Granada. En las periferias de otras grandes ciudades españolas, Madrid, Barcelona o Bilbao, por ejemplo, se dieron en otro tiempo episodios parecidos, que con el tiempo (no mucho) veremos en Granada también, ineluctablemente, en forma de conurbación. Al fondo queda la vega, con incierto destino.

No creo que Albolote deje de ser pueblo de un día para otro. Quizá deje de serlo el día en que nadie se siente en la puerta a tomar el fresco, que ya va siendo tiempo por mayo. En ese terreno de las costumbres y las tradiciones, tan soberanas, aún guarda Albolote ciertas esencias que se van mezclando con los nuevos modos de vida, maneras de vivir. A los más jóvenes nos quedan los libros, los periódicos o la memoria de los mayores para conocer ese tránsito entre generaciones; algunas de esas escenas costumbristas alboloteñas las retrató, con tanta simpatía y ternura, Juan de Dios Carvajal en su libro “Como lo viví… como me lo contaron”. Ese ejercicio para recoger los recuerdos cotidianos de antaño nos permitió a muchos bucear un poco en nuestras raíces con una perspectiva fuera del círculo familiar.

Permítanme añadir una casualidad: internet me permitió encontrar una cita a un bisabuelo mío, el Tío Arcas, dentro de una reseña histórica del sitio web del Ayuntamiento de Maracena. Era un hombre de pueblo, un personaje popular de la época, zapatero para más señas, y sin embargo, me tropiezo con mis raíces ¡por internet! Internet es parte de los cambios que están redefiniendo la vida cotidiana en todo el mundo, mientras mantenemos esas costumbres universales de pueblo andaluz.

1 comentario:

Emilio dijo...

Tu abuelo era una persona entrañable y de las más queridas de Maracena. Su humor y chascarrillos son aún recordados entre las gentes de Maracena. Enhorabuena por tu blog. Me ha encantado. Sigue así compañero. Albolote tiene una característica y es que las gentes son nobles y especialmente laboriosas. Me gusta Albolote. Soy un maracenero raro, ja ja ja.